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Caritas continúa creando puentes de esperanza

En abril de 2016, Ecuador vivió uno de los terremotos más fuertes en más de 35 años. Los 7,8 grados de magnitud provocaron la muerte de 650 personas, un millón 200 mil damnificados, 5 mil lesionadas y una gran herida en el país. Ese mismo año, Venezuela resentía de forma severa la crisis económica, política y social, la cual no se ha resuelto debido a los desacuerdos entre la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro.

No obstante, y pese a lo crítico de ambas situaciones, Caritas atendió la emergencia para cada una de las naciones. Teniendo en cuenta las diversas características, tanto de Ecuador como de Venezuela, la confederación en conjunto con la Cáritas Nacional, implementaron líneas de acción que atendieron al clamor de los hermanos más afectados.

Para Ecuador fue necesario proporcionar kits de higiene y refugios temporales, lo que ayudó a evitar la propagación de enfermedades que surgen en este tipo de siniestros. También ofreció ayuda médica, puesto que 9 hospitales de Manabí (región más afectada) sufrieron daños significativos. En colaboración con la administración local, Cáritas impulsó acceso al agua potable. 

La situación de Venezuela ha sido más complicada. Conforme pasan los meses, la escasez de medicamentos, por ejemplo, se va aseverando. De igual forma, los alimentos cada vez son menos, lo que comienza a alertar a la población. Por ejemplo, Cáritas de Venezuela realizó un monitoreo, en el periódo de octubre y diciembre de 2016, en el que reveló desnutrición de niños en cuatro distritos, lo que ayudó a intensificar el programa de “Olla comunitarias”, el cual busca detener esta realidad.

Sin embargo, los días pasan y el conflicto no tiene un fin claro. Cáritas de Venezuela lucha a diario para mantener llenas sus alacenas pero los donativos van disminuyendo. Por lo tanto, la confederación emitió un EA (Llamada de Alerta, por sus siglas en inglés) con el propósito de que las Cáritas hermanas se unan para apoyar a los hermanos venezolanos.

Caritas demostró el año pasado fuerza y determinación para atender a emergencias como la que vivió Ecuador y la que aún vive Venezuela. Esto se logró gracias a la colaboración de los voluntarios de cada una de las instituciones, tanto nacionales como de la confederación; cabe mencionar el gran apoyo de los benefactores que escucharon las voces de los hermanos. La labor continua, para ello sigue creando redes de apoyo que, a su vez, son puentes de esperanza.  

Conoce más sobre Caritas en su informe 2016 en:

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Caritas pide atención a comunidades locales y trato humano a afectados en la Plataforma Global

Capacitar a comunidades locales que, junto al gobierno y otras dependencias, den respuesta adecuada a emergencias, producto de desastres relacionados con el cambio climático y degradación ambiental, pide Caritas en la declaratoria leída en el último día de trabajo de la 5ª Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres

La confederación internacional (CI) agradeció la oportunidad de participar en el encuentro donde representantes de diversas dependencias internacionales  se dieron cita para dialogar y, sobretodo, mejorar la gestión de ayuda, prevención y reducción de riesgos cuando se suscita un desastre; salvaguardando la vida de los afectados y protegiendo sus derechos humanos. 

“Los desastres naturales no se pueden evitar por completo, pero hay caminos para prevenirlos y reducir los riesgos de desastres ya existentes – especialmente para las pérdidas de vidas- mediante el fortalecimiento de la capacidad de preparación y capacidad de resistencias de los países y las comunidades locales” señala Caritas en su declaratoria.

Por otra parte, representantes de Cáritas Guatemala, Chile, India, Suiza, Francia, Alemania,México, Filipinas, Kenya y Uganda asistieron a las mesas paralelas de la Plataforma. Dentro de los temas se evaluó el prototipo de Monitoreo del Marco de Sendai (2015), el cual ayuda a los estados miembros de la Plataforma a establecer metas e indicadores definidos, en estrategias nacionales para la reducción de riesgos en desastres. 

El monitoreo cuenta con una herramienta electrónica que define y asigna roles y responsabilidades a los miembros que participan en actividades de protección en caso de desastres. Quienes se registran en el proyecto crean una red solidaria de información con el fin de compartir datos para que, en base a la experiencia, planeen futuras acciones efectivas. 

A la Plataforma Global asistieron cerca de 7 mil líderes mundiales y de la sociedad civil con capacidad de decisión para acordar medidas que mitiguen el impacto de los desastres. Como parte de los resultados se presentó el mecanismo de rendición de cuentas para medir las reducciones, la pérdida de vidas humanas, el número de personas afectadas por el desastre, pérdidas económicas y daños a la infraestructura crítica en el periodo 2020 a 2030.

Entrevista a Irene Broz de Caritas Internationalis

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Caritas participa en Plataforma Global sobre Reducción de Riesgos de Desastres

Ante los visibles y devastadores daños que, en los últimos años a nivel mundial, han provocado los desastres naturales (algunos atribuidos a la mano del hombre), la urgencia por tener planes estratégicos y eficaces para atender las emergencias se torna imprescindible, así como la cooperación y participación de gobiernos, instituciones públicas y privadas y sociedad civil para dar una respuesta favorable.

Como parte del último grupo, Caritas participa en la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres, reconocida por la Asamblea General de las Naciones Unidas y llevaba a cabo del 22 al 26 de mayo en Cancún (México). 

Dicha plataforma, que sale por primera vez de Suiza, contará con la presencia de representantes de 193 países y 188 organizaciones no gubernamentales. El objetivo principal es promover planes en la implementación de instrumentos internacionales sobre la reducción del riesgo de desastres. 

Para la Confederación, participar en un evento de tal magnitud representa una oportunidad que fortalece las capacidades de preparación y resistencias de comunidades vulnerables, quienes son las más afectadas cuando ocurre un desastre natural.

“Caritas cuenta con una red mundial única de más de 160 organizaciones miembros con la experiencia y las habilidades necesarias para responder eficiente y eficazmente […] También ve al futuro, invirtiendo en sus habilidades para la preparación contra emergencias y reducción de riesgos de catástrofes, lo que significa tomar medidas para reducir los daños ocasionados por reiterados desastres en el mismo país o área ” señala Caritas  Internacionalis en su página oficial con respecto al área de MAGRE (Medio ambiente y Gestión de Riesgos). 

Asimismo, la principal preocupación de Caritas es reducir la pérdida de vida humanas y acortar el tiempo de recuperación de las comunidades afectadas. En este sentido, la prevención se vuelve en un elemento importante para disminuir riesgos, teniendo en cuenta los derechos humanos y fundamentales de las personas involucradas.

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La realidad minero energética actual

 

RIESGOS Y POSIBILIDADES

Introducción

Los obispos de Colombia reunidos en Asamblea Plenaria, fieles al deber fundamental de acompañar a nuestro pueblo, acogemos los clamores y esperanzas de las comunidades de las regiones donde actualmente hay procesos de explotación y aquellas donde están en marcha estudios y solicitudes para proyectos minero energéticos.

Lo que valoramos:

  • Somos un país con uno de los mayores índices de biodiversidad y recursos hídricos: tenemos páramos, parques naturales, zonas de reserva forestal, humedales de interés internacional. En pocas palabras, somos un país con una gran riqueza agrícola, ganadera y minera.
  • Tenemos, además, una rica diversidad de regiones, etnias y culturas. Igualmente destacamos una creciente conciencia del ciudadano colombiano sobre el cuidado y la responsabilidad de la creación que nos fue dada como herencia para todos.
  • Reconocemos la urgencia para el país de un desarrollo sostenible y verdaderamente humano.

Lo que nos ilumina:

  • Nosotros los creyentes, anunciamos “la verdad del amor de Cristo en la sociedad”. Buscamos configurar nuestra vida con la praxis de Jesucristo, que es para nosotros el Evangelio de la Vida y que vino para darla y para que la “tengamos en abundancia”. De allí brota nuestra identidad de ser un “pueblo al servicio de la vida” (EV, 79).
  • El desarrollo y el crear verdaderas condiciones de vida digna para nuestro pueblo, necesitan de la verdad de Jesucristo. “Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad” (CV, 5).
  • Desde esa luz de la fe sentimos el compromiso de trabajar por un desarrollo auténticamente humano y una Colombia justa y fraterna, pues para nosotros los creyentes “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz” (PP, 76).

Lo que nos preocupa:

Somos conscientes de la creciente necesidad de energía en el país y en el mundo, así como de la cada vez mayor demanda de materias primas. Sin embargo, nos preocupa profundamente:

  • La presencia de proyectos mineros en territorios de comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas sin el debido enfoque social y ambiental.
  • La destrucción de la naturaleza selvática del país, pulmón del planeta.
  • El creciente desequilibrio y aun oposición, entre el desarrollo de la minería y el desarrollo humano agrario que genera desempleo, nuevas pobrezas y grave deterioro de la salud como efecto de prácticas inadecuadas en la explotación; igualmente es un detonante de conflictos ambientales y sociales generadores de nuevas violencias.
  • Asistimos a un modelo minero de extracción sin suficiente desarrollo tecnológico e industrial ni del sector terciario en las zonas de minería y con un alto impacto ambiental. Por ello tiene un escaso impacto social en el desarrollo humano de las regiones mineras.
  • Por otra parte, el desconocimiento de las razones históricas que llevaron a la minería informal y el surgimiento de una verdadera “minería ilegal” y violenta.

Lo que proponemos:

Ante la realidad anteriormente enunciada, los Obispos colombianos proponemos:

  • Repensar creativamente un nuevo modelo de desarrollo que tenga como centro el respeto de la dignidad de la persona humana y sus derechos fundamentales; que responda a las necesidades actuales pero que garantice su sostenibilidad para las generaciones futuras; no es aceptable un modelo de riqueza para hoy y pobreza para mañana. Un modelo con criterios morales y éticos, que haga de Colombia un Estado social de derecho, que responda a las necesidades de toda la población y que asuma el cuidado de la creación que Dios nos entregó para que la administremos con responsabilidad.
  • Al Estado:
    • Que formule un código minero moderno, justo, motor y garante del desarrollo humano.
    • Que este código sea elaborado por el Estado en reflexión interna y con la consulta a organizaciones, grupos y movimientos sociales cercanos a las necesidades de las gentes.
    • Que actúe con firmeza frente a la destrucción incontrolada del medio ambiente y a impulsar el desarrollo de tecnologías y métodos de extracción amigables con la naturaleza.
    • Que las grandes utilidades se inviertan de manera justa y equitativa en el desarrollo nacional y regional, al igual que legislar para que esto se haga una realidad.
  • A la industria minera: comprometerse en su tarea con una mirada más humana y acoger los desafíos éticos que esta actividad implica, al tiempo que reconocemos su aporte al desarrollo.
  • Al pueblo colombiano:
    • Mantener viva la conciencia sobre la responsabilidad que tenemos con la creación y organizarse y comprometerse activamente para lograr un desarrollo amigable con la naturaleza.
    • Fortalecer la democracia: en la institucionalidad del Estado así como en la institucionalidad civil.

Nuestro compromiso:

Nos comprometemos como Iglesia colombiana, a continuar el acompañamiento permanentemente a nuestro pueblo en la búsqueda de la verdad y la justicia al servicio de la vida, favoreciendo el diálogo constructivo y evitando la violencia. Convocamos fraternalmente a las otras iglesias a trabajar conjuntamente en este propósito.

Nos comprometemos a seguir acompañando al Estado, a la industria minera y al pueblo colombiano en la construcción de un desarrollo humano, integral, solidario y sostenible .

“El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara” (Gn 2,15). Bendito sea Dios que nos puso al servicio de la vida.

 

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