Poemas para volver a casa. Escritos por mujeres sobrevivientes de trata y la vida consagrada que las acompaña en América Latina

Bolivariana, CAMEX, Caribe, Cono Sur Dignidad, DDHH y Paz
30 julio, 2021

«¡Siembra libertad! donde nadie vea,
donde el sol no llegue, donde haya más
heridas abiertas».

Hay callejones tan oscuros, que corremos el riesgo de perdernos, las sombras invaden los destellos de luz que aún quedan en nuestro barro breve, se truncan los sueños y el tejido se deshila sin piedad en las imponentes y perversas manos de quien abusa, y tras espirales de poder y corrupción acorrala el porvenir, corta las alas, esconde el pasaporte que conduce al futuro, aprisiona tras fronteras invisibles y con cerrojos sin salida, piel, patria y posibilidades.Poesía es profecía, resistencia, grito inconcluso que se hace eco en todas las voces, por eso, siempre será tiempo propicio para la poesía, de ella surge la esperanza y en torno a ella, los indignados de todas las horas y recodos, encontramos la bitácora que nos conduce a buen puerto.
Desde el día en que “la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”1, siempre que nos narramos nos encarnamos, las raíces se aferran a la tierra, al humus profundo y vital en el que es imposible ocultar la realidad. Desde ese día, todas las historias tienen nombre y rostro, acontecen en un territorio concreto y llegan hasta nosotros para recordarnos que no es posible la indiferencia, cuando la dignidad humana rasguña las piedras aspirando a un boquete de luz, que le permita existir en evidencia y realidad para todos.
La andadura reverente por estas narraciones y poemas que tenemos ante nosotros, nos pone de cara a la Palabra, a esa que se sigue encarnando, tomando la carne de los hombres y las mujeres de esta convulsionada historia.
Peregrinando por entre sus páginas, no podremos ocultar las lágrimas, el dolor y la necesaria indignación que nos movilice. Intuiremos que cada relato está hecho de lágrimas, sudor y sangre, con esa tinta indeleble que dejan las marcas que invaden la piel.
Al ritmo de las palabras nos sentiremos visitados por la esperanza, acariciados por la ternura, habitados por la multifacética realidad, que en el parto de las horas nos urge al compromiso. Entre renglones se avivará el fuego que nos anime a la tan necesaria parresía.
Cada página nos conducirá a la tierra sagrada de lo humano, allí donde la vida se da cita para recordarnos el barro y la gracia que a todos nos habita. Este no es un texto para leer, es un texto para una prolongada “visitación” pausada y reverente. Ante él, será necesario ponernos en salida, disponernos a tejer la red que haga posible sumar fuerzas, sensibilidades e intuiciones para parir la pequeñita y necesaria solidaridad, allí donde la vida es más amenazada y la poesía es sólo, la posibilidad de resistir

Liliana Franco Echeverri, ODN

 

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